En la década de 1980, una joven Olga y Juan Montano encontraron su pasión en la industria de la panificación. Olga, una inmigrante de Las Tunas, Cuba, ganó su pasión por decorar pasteles de su ídolo y modelo a seguir, Aida, su abuela. A los 14 años, comenzó a ayudar a su abuela a hornear y decorar pasteles para ayudar a las dificultades financieras de su familia. Poco después, obtuvo un puesto importante como decoradora de pasteles en Publix Supermarkets, donde su trabajo fue rápidamente reconocido. Su trabajo llamó la atención de los gerentes y supervisores con tanta frecuencia que le pidieron que organizara grandes inauguraciones y que hiciera comerciales para la compañía. Juan, también inmigrante, de Pinar del Río, Cuba, desarrolló su amor por la repostería mientras hacía entregas para una popular panadería francesa de Miami.